5 principios básicos que nunca debes olvidar como cuidadora

Cuidadora

Hace unos días volví a ver una película que me tocó profundamente cuando la vi por primera vez. Se llama “Los principios del cuidado” (2016) y está en Netflix. No es una película muy conocida, pero tiene mensajes poderosos que quienes cuidamos a otros vamos a entender bien.

En una de las escenas, una trabajadora social le habla al protagonista sobre los principios básicos para poder ser cuidador. Y fue ahí donde volví a conectar con algo que siempre repito: cuidar no es solo una tarea. Es un compromiso emocional que lo cambia todo.

Como cuidadora de mi hijo y de mi esposo, sé lo que implica entregarte cada día sin descanso. También sé que muchas veces lo hacemos en silencio, sin manual, sin pausas. Por eso, parte de mi misión como comunicadora es compartir herramientas. Estas herramientas realmente nos ayudan a quienes estamos en este rol tan exigente. Es un rol tan lleno de amor.

Ser cuidador no es solo una responsabilidad, es un compromiso emocional que toca cada aspecto de nuestra vida. Pero en medio de esa entrega, a veces olvidamos lo más importante: nosotros mismos. Estos 5 principios son recordatorios esenciales que pueden ayudarte a cuidar mejor… empezando por ti. WandaGisela

Y estos 5 principios… son justo eso. Es una guía sencilla, pero poderosa. Esta guía me ha ayudado a cuidar mejor—empezando por mí.

Imagen oficial del sitio de Nexflix
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1. No puedo cuidar de los demás si antes no cuido de mí mismo

Este principio es simple, pero poderoso. Si estás agotado, frustrado, sin dormir o emocionalmente drenado, no puedes dar lo mejor de ti. No se trata de egoísmo, se trata de supervivencia. Priorizar tu bienestar físico, mental y emocional no es un lujo: es una necesidad.

Hazlo hábito: Respira profundo. Come bien. Duerme lo que puedas. Sal a caminar aunque sea 10 minutos. Habla con alguien de confianza. Cuídate.


2. Mis necesidades son tan importantes como las de la persona a la que cuido

No eres un robot ni una máquina de cuidados. Eres humano. Tienes hambre, miedo, sueños, emociones y también mereces apoyo. Cuidar no significa desaparecer, significa coexistir en este proceso con empatía y equidad.

Hazlo hábito: Reconoce tus emociones sin culpa. Permítete llorar, reír, descansar, disfrutar. Tienes derecho a sentir y a ser cuidado también.


3. Cuidar a alguien es difícil. Por eso, tengo que dar el 100%… y mantener una actitud positiva

Sí, el cuidado exige mucho: energía, paciencia, amor. Y aunque hay días en que solo damos el 40%, lo importante es darlo desde el corazón. Mantener una actitud positiva no significa fingir que todo está bien. Es decidir ver lo bueno incluso en medio del caos.

Hazlo hábito: Agradece lo pequeño. Celebra los logros del día, por mínimos que parezcan. El cuidado también tiene momentos hermosos: no los dejes pasar.


4. Nunca olvides los pasos: preguntar, escuchar, observar, ayudar… y volver a preguntar

Este principio es oro puro. Muchas veces creemos saber lo que el otro necesita, pero cada persona tiene su propio ritmo, sus emociones, su voz. Escuchar y observar te conectan de verdad. Ayudar desde ahí, con empatía, cambia todo.

Hazlo hábito: Haz preguntas abiertas, escucha con atención, observa gestos, silencios, actitudes. Y si no estás seguro, vuelve a preguntar. El cuidado también es comunicación.


5. Tú también importas

Este no estaba en tu lista, pero me permito incluirlo como un cierre necesario: tú también importas. Tus sueños, tus pausas, tus hobbies, tu identidad. No dejes que el rol de cuidador borre tu esencia.

Hazlo hábito: Repite esta frase: “No me estoy olvidando de mí, estoy encontrando nuevas formas de estar presente.”


Un recordatorio final

No estás solo. Cada día que te levantas a cuidar de alguien más, también mereces cuidado. Estos principios no son reglas estrictas, son luces que puedes seguir en los días buenos… y en los difíciles también. Porque cuidar no es solo acompañar… también es resistir, adaptarse, sentir, cansarse y volver a empezar.

Si hoy te sientes abrumada o estás dudando si lo estás haciendo bien, vuelve a estos principios. Léelos con calma. Respira. Y recuérdate: lo estás haciendo con amor, y eso ya vale muchísimo.

¿Cuál de estos principios necesitas abrazar hoy? Te leo.

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