Marzo: Mes de la Mujer y la Lucha por la Igualdad

Marzo es el Mes de la Mujer. Es un momento para conmemorar, reflexionar y seguir avanzando. No se trata de flores ni de mensajes románticos sobre nuestra fortaleza o dulzura. Se trata de hacer conciencia sobre el rol de la mujer en la sociedad. A pesar de los avances logrados, aún queda mucho camino por recorrer.

Las mujeres hemos sido constructoras del presente. No ha sido un regalo, ha sido una lucha. Gracias a las que nos precedieron, hoy podemos votar, estudiar, liderar empresas, decidir sobre nuestros cuerpos, y ser quienes queremos ser. Cada derecho conquistado ha sido el resultado de sacrificios, marchas, voces alzadas y esfuerzos incansables de quienes se negaron a aceptar un destino impuesto.

Pero aún enfrentamos desafíos enormes. La brecha salarial sigue existiendo. La violencia de género sigue cobrando vidas. La carga de cuidados recae desproporcionadamente sobre nosotras, como si fuera una responsabilidad inherente a nuestro género y no una labor social que debería compartirse. La representación en espacios de poder sigue siendo limitada. Ser mujer aún significa tener que demostrar constantemente nuestra valía en terrenos que deberían ser igualitarios.

Y ahora, en tiempos actuales, nuestros derechos vuelven a estar en riesgo. Las conquistas que lograron generaciones pasadas con dolor, sangre y lágrimas están siendo cuestionadas en diferentes partes del mundo. También están siendo revocadas o amenazadas. El acceso a la salud, la educación, la autonomía sobre nuestros cuerpos y la protección contra la violencia de género son derechos que deberían estar garantizados. Sin embargo, enfrentamos retrocesos alarmantes. No podemos permitir que nos arrebaten lo que con tanto esfuerzo se ha conquistado. La lucha no ha terminado, y el silencio nunca ha sido una opción para nosotras.

No somos solo madres, esposas, trabajadoras, amas de casa. Somos seres humanos. Nuestra dignidad y nuestro respeto no deberían depender de los roles que cumplimos, sino de nuestra esencia. No necesitamos que nos celebren un día si el resto del año se nos invisibiliza. No queremos felicitaciones si aún debemos justificar nuestro derecho a decidir, a ser escuchadas, a caminar seguras por las calles.

Este mes no es solo una fecha en el calendario. Es una oportunidad para educar, para hablar de lo que falta, para reafirmar que nuestro valor no está condicionado a lo que hacemos por los demás, sino a lo que somos. Sigamos construyendo juntas un camino en el que las futuras generaciones de mujeres no tengan que pedir permiso para existir con plenitud.

Que marzo sea un recordatorio: no pedimos privilegios, exigimos equidad y respeto.

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