Aceptar y aprender a vivir con… no es lo mismo.

Siempre he escuchado esa frase: ‘tienes que aceptar lo que la vida te da’. Pero yo te voy a decir algo… NO. Yo no acepto la condición de mi hijo, ver todo lo que ha sufrido; verlo postrado en una cama. No puedo aceptar el cáncer de mi esposo, su deterioro, como las quimioterapias lo consumían en busca de “sanar”. Y no, no se trata de falta de fe ni es rebeldía. Se trata de ser honesta. De no ser hipócrita conmigo misma, ni con Dios…es mi humanidad.

Aceptar… aceptar es una palabra muy grande. Muy pesada. Aceptar es rendirse ante algo y decir: “está bien, esto es parte de mi vida y lo abrazo con tranquilidad”. ¿Y cómo se acepta que tu hijo haya perdido su salud, que cada día tenga que luchar para sobrevivir? ¿Cómo se acepta que tu esposo tenga que vivir con una enfermedad que amenaza su vida a diario?

¿Tú sabes lo difícil que es decir ‘acepto’ cuando una madre pierde a su hijo? Eso no se acepta. Se aprende a vivir con ese vacío, con ese dolor, con esa herida que nunca sana del todo. Pero no se acepta.

¿Cómo una familia puede aceptar que un fuego consuma todo lo que construyó por años? No lo acepta. Aprende a vivir sin lo material. Aprende a empezar de cero. Aprende a encontrar esperanza en medio de las cenizas. Pero no lo acepta.

Aceptar sería decir ‘está bien’, y no, no está bien. No está bien que te quiten a un ser querido. No está bien que la vida te cambie el plan de un día para otro sin previo aviso.

Aceptar y aprender a vivir con… no es lo mismo. Aceptar es resignarte. ¿Aceptar con resignación? Sabes lo que significa resignación? La resignación implica renunciar a cambiar las circunstancias. También significa conformarse con lo que sucede, a pesar del daño que pueda causar. Eso no puede ser posible. Aprender a vivir con… es sobrevivir, adaptarte, resistir y, con el tiempo, reconstruirte.

Aprender a vivir con algo es como caminar con una piedra en el zapato. Sabes que está ahí, te molesta, duele… pero sigues caminando. Aprendes a dar los pasos de otra manera. Te detienes cuando el dolor es mucho. Pides ayuda cuando no puedes más. Pero no por eso esa piedra deja de doler.

Y a veces te dicen: ‘mira ya, tienes que aceptar las cosas como son’. ¿Pero por qué? ¿Quién dijo que tengo que aceptar lo inaceptable? En lugar de eso, aprendamos a buscar alternativas. Herramientas. Maneras de aprender a vivir con lo que pasó, con lo que está pasando.

Esas herramientas son claves. Son herramientas de sanación. De supervivencia. De fe. Herramientas que nos permiten encontrar paz y sanidad espiritual en medio del caos. No nos obliguemos a aceptar. Vivir desde el amor, desde el dolor, desde la verdad, y desde la realidad. Aprender también a vivir en la transformación. No siempre podemos cambiar las cosas que ocurren, pero sí podemos cambiar cómo nos enfrentamos a ellas. Vivamos desde la humanidad que también duele, pero esa misma humanidad nos levanta.

“Aceptar no es lo mismo que aprender a vivir con.
Y no, no tengo que aceptar lo inaceptable.
Lo que sí he hecho es buscar fuerza, herramientas, fe…
para vivir con lo que me tocó.
Porque el dolor no se borra con frases hechas.
Se sobrevive. Se transforma.
Y desde ahí, doy gracias.
No por lo que pasó… sino por lo que me sostiene cada día.”

“Aceptar no es lo mismo que aprender a vivir con.
Y no, no tengo que aceptar lo inaceptable.
Lo que sí he hecho es buscar fuerza, herramientas, fe…
para vivir con lo que me tocó.
Porque el dolor no se borra con frases hechas.
Se sobrevive. Se transforma.
Y desde ahí, doy gracias.
No por lo que pasó… sino por lo que me sostiene cada día.” WandaGisela

Y ojo, no aceptar no significa vivir en agonía. No significa quedarte atrapada en una nube negra de dolor todos los días. No se trata de repetirnos en la mente: “no acepto, no acepto, no acepto…” No. Es como si guardaras eso —ese dolor, esa pérdida, ese evento que marcó tu vida— en una gaveta del alma. Está ahí. No lo puedes borrar. Pero no le das permiso para gobernar tu paz. Aprendes a vivir con lo que está en esa gaveta. Con respeto, con dolor, pero también con esperanza.

Y en medio de todo eso, lo que me sostiene es la gratitud. La gratitud no por lo que pasó… sino por lo que me ha permitido vivir con lo que pasó. Por la fortaleza emocional. Por la fe. Por la capacidad de no dejarme vencer.

Doy gracias por haber aprendido a vivir con mi realidad. No porque la acepto, sino porque decidí seguir. Porque Dios me ha enseñado que hasta el dolor puede tener propósito, aunque yo no lo entienda.

No confundas aceptar con aprender a vivir con.

5 HERRAMIENTAS PODEROSAS DE SANACION

Aquí te comparto 5 herramientas poderosas de sanación. Estas herramientas podrían ayudarte a aprender a vivir con lo inaceptable. Se basan en un enfoque emocional, espiritual y humano. Me han ayudado en mi proceso de sanación, como mamá y esposa cuidadora.

1. Espiritualidad con propósito

Conectarte con algo más grande que tú te brinda una base firme. Dios, la fe o tu propósito de vida, estos elementos ofrecen un apoyo sólido. No se trata de tener todas las respuestas. Se trata de tener a quién hacerlas. También se trata de creer que aunque no entiendas el “por qué”, puedes encontrar un “para qué”.

➡️ Orar, meditar, leer la Biblia o simplemente hablar con Dios puede traer paz incluso en medio del caos.

2. Red de apoyo emocional

No te aísles. Busca compañía en personas que te escuchen sin juzgar. Prefiere a aquellas que no intenten “arreglar” lo que no se puede arreglar. Simplemente, estar presente es sanador.

➡️ Amigos, terapeutas, grupos de apoyo, comunidades de fe… rodéate de gente que sostenga tu alma cuando tú no puedes.

3. Escritura y expresión emocional

Escribir lo que sientes te permite soltar, procesar y entenderte mejor. La escritura es una forma íntima de validar tus emociones y darles un espacio seguro.

➡️ Lleva un diario donde hables de tu dolor. Incluye tus miedos y tus pequeños avances. Es una forma de liberar lo que llevas dentro.

4. Cuidar tu cuerpo para sostener tu alma

El autocuidado no es superficial. Dormir, alimentarte bien, caminar, y respirar profundo son actos de amor propio. Estos actos te ayudan a tener la energía emocional para resistir lo inaceptable.

➡️ Tu cuerpo también necesita consuelo. Dale descanso, movimiento suave y alimento con intención.

5. Aceptar que no tienes que aceptar

Esta es una herramienta en sí misma: no forzarte a aceptar lo que tu alma aún no puede abrazar. Reconocer que lo inaceptable existe, y aun así elegir, seguir, caminar, amar, cuidar, agradecer… esa es tu forma de vida.

➡️ Aprender a vivir con lo que duele, sin necesidad de justificarlo o resignarte, es un acto de valentía silenciosa.

Y si hoy te cuesta respirar por lo que estás viviendo… no te culpes. No tienes que aceptar nada. Solo aprende a vivir a tu ritmo. Ten la certeza de que, aun así, hay vida. Y mientras haya vida, hay propósito.

El contenido compartido en esta publicación está basado en mi experiencia personal como cuidadora, madre y mujer de fe. No sustituye la orientación médica, psicológica ni terapéutica profesional. Si estás atravesando una situación de salud mental, emocional o espiritual, busca apoyo profesional. No sientas que debes manejarlo sola. Pedir ayuda también es una forma de aprender a vivir con lo que nos duele.

Tus comentarios Son Importantes.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.